"La espada no la corta,
el fuego no la quema,
el agua no la ahoga,
el viento no la seca."

Bhagavad Gita

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Conversación.




Ver a la gata durmiendo desencadenó que mi buena amiga T. y yo mantuviésemos una conversación centrada en los denominados tres estados de experiencia. Transcribo una parte de esa charla:

T:- Lo que pasa, es que yo no recuerdo nada del sueño profundo. Si no está mi cuerpo, ni mi mente ni el mundo, yo no estoy ahí.

JM:- Entiendo lo que dices. Pero veamos con detalle tu argumento. Resumiendo, estás diciendo que como no hay presencia de objetos, dejas de existir. O sea, que tu existencia depende de si hay o no objetos, experiencias... Si eso fuera cierto, podríamos aplicarlo al estado de vigilia. ¿Depende tu existencia de que veas esa silla, saborees un tipo de comida, huelas un perfume, oigas Blues, o sientas tu lumbalgia?.

T:- No, visto así, claro que no. No dependo de esas cosas para saber que existo.

JM:- Claro, tú existes antes, durante y después de la experiencia de la silla, el tipo de comida, la lumbalgia, etc… Eso significa que la aparición de una experiencia no te trae debajo del brazo el regalillo de tu existencia, ni que al finalizar una experiencia haga que desaparezcas, o te evapores.

T:- Entiendo. O sea que en el sueño profundo existo, soy consciencia sin objetos, en teoría…porque yo no lo sé en ese momento.

JM:- ¿Y cómo sabes que "no lo sabes"?

T:- No te sigo.

JM:- A ver, si yo te pregunto por ejemplo: ¿Estuvo ayer Bob Dylan en tu casa?

T:- Ojalá, pero no, no fue el caso.

JM:- Y ¿cómo lo sabes?.

T:- Vaya, pues porque estuve en casa todo el día y ni rastro de él.

JM:- Si no estuvieses en casa no podrías hablar sobre la experiencia de "la ausencia" de Bob Dylan. Es lo mismo con el sueño profundo. Para decir que "no había nada", para reconocer esa experiencia de ausencia, tú debes de estar de alguna forma presente.

Ahora bien, cuando nos creemos ser únicamente el yo que está despierto, o el que sueña o el que duerme profundamente, algo se escapa por el camino. El yo que está despierto desaparece cuando sueña, un yo se va, otro llega. Cada uno con su mundo, con su escenario. Y los dos desaparecen en el sueño profundo.

T:- Lo que dices de "algo se escapa por el camino" es el saber que soy la base de esas experiencias, y el que las atestigua. Consciencia.

JM:- Eso es. La única forma de que puedas constatar la llegada, la presencia o la ausencia de un particular estado de experiencia es porque Tú- pura consciencia- eres antes de, durante y después de la presencia de cualquier estado. Si tú te ausentases completamente cuando el estado de vigilia termina, no podrías estar ahí para decir que el sueño o el sueño profundo llegaron, o viceversa.
Por la mañana sabes que has dormido profuntamente. Da igual que haya alguien o no para decírtelo después porque, diga lo que diga cualquiera, te levantas de la cama y sabes, sin duda alguna, que a pesar de esa "ausencia", tú has estado ahí.

T:- Esta intuición que tengo, este digamos... cambio de punto de vista, viene acompañada por una sensación de...grandeza, de amplitud, de paz.

JM:- Es nuestra verdadera esencia, la pura consciencia, el Eso de los Upanishads... El Señor. Lo que no admite plural. Lo que no cambia, siendo siempre el mismo “yo soy” en todas las circunstancias, y que es el trasfondo de todo. Este conocimiento firme neutraliza la ignorancia sobre quién eres. Ya eres esa fuente de luz que todo lo ilumina, que está fuera del tiempo y del espacio y date cuenta... nunca, nunca se apaga.
Con tranquildad, sácale gusto a ese “saber que siempre eres”. Eres Tú. No un poco de “tú”, no una parte de ti, no es algo en que te conviertes. Eres por completo la Consciencia ilimitada, eterna y completamente ordinaria. Ya. Ahora mismo. No puedes ser algo distinto. Todas las cosas son gracias a que tú ya eres. Todos los lugares son siempre tu hogar.

(Nota: Si estáis interesados en el estudio de los denominados tres estados de experiencia, os recomiendo leer el capítulo "Velar, soñar, dormir" del libro Certeza de ser, de Juan Carlos Savater. Desarrolla de forma clara y profunda este tema.)