Ver a la gata durmiendo desencadenó
que mi buena amiga T. y yo mantuviésemos una conversación centrada en
los denominados tres estados de experiencia. Transcribo una parte de
esa charla:
T:- Lo que pasa, es que yo no recuerdo
nada del sueño profundo. Si no está mi cuerpo, ni mi mente ni el
mundo, yo no estoy ahí.
JM:- Entiendo lo que dices. Pero veamos
con detalle tu argumento. Resumiendo, estás diciendo que como no hay
presencia de objetos, dejas de existir. O sea, que tu existencia
depende de si hay o no objetos, experiencias... Si eso fuera cierto,
podríamos aplicarlo al estado de vigilia. ¿Depende tu existencia de
que veas esa silla, saborees un tipo de comida, huelas un perfume,
oigas Blues, o sientas tu lumbalgia?.
T:- No, visto así, claro que no. No
dependo de esas cosas para saber que existo.
JM:- Claro, tú existes antes, durante
y después de la experiencia de la silla, el tipo de comida, la
lumbalgia, etc… Eso significa que la aparición de una experiencia
no te trae debajo del brazo el regalillo de tu existencia, ni que al
finalizar una experiencia haga que desaparezcas, o te evapores.
T:- Entiendo. O sea que en el sueño
profundo existo, soy consciencia sin objetos, en teoría…porque yo
no lo sé en ese momento.
JM:- ¿Y cómo sabes que "no lo
sabes"?
T:- No te sigo.
JM:- A ver, si yo te pregunto por
ejemplo: ¿Estuvo ayer Bob Dylan en tu casa?
T:- Ojalá, pero no, no fue el caso.
JM:- Y ¿cómo lo sabes?.
T:- Vaya, pues porque estuve en casa
todo el día y ni rastro de él.
JM:- Si no estuvieses en casa no
podrías hablar sobre la experiencia de "la ausencia" de
Bob Dylan. Es lo mismo con el sueño profundo. Para decir que "no
había nada", para reconocer esa experiencia de ausencia, tú
debes de estar de alguna forma presente.
Ahora bien, cuando nos creemos ser
únicamente el yo que está despierto, o el que sueña o el que
duerme profundamente, algo se escapa por el camino. El yo que está
despierto desaparece cuando sueña, un yo se va, otro llega. Cada uno
con su mundo, con su escenario. Y los dos desaparecen en el sueño
profundo.
T:- Lo que dices de "algo se
escapa por el camino" es el saber que soy la base de esas
experiencias, y el que las atestigua. Consciencia.
JM:- Eso es. La única forma de que
puedas constatar la llegada, la presencia o la ausencia de un
particular estado de experiencia es porque Tú- pura consciencia-
eres antes de, durante y después de la presencia de cualquier
estado. Si tú te ausentases completamente cuando el estado de
vigilia termina, no podrías estar ahí para decir que el sueño o el
sueño profundo llegaron, o viceversa.
Por la mañana sabes que has dormido
profuntamente. Da igual que haya alguien o no para decírtelo después
porque, diga lo que diga cualquiera, te levantas de la cama y sabes,
sin duda alguna, que a pesar de esa "ausencia", tú has
estado ahí.
T:- Esta intuición que tengo, este
digamos... cambio de punto de vista, viene acompañada por una
sensación de...grandeza, de amplitud, de paz.
JM:- Es nuestra verdadera esencia, la
pura consciencia, el Eso de los Upanishads... El Señor. Lo que no
admite plural. Lo que no cambia, siendo siempre el mismo “yo soy”
en todas las circunstancias, y que es el trasfondo de todo. Este
conocimiento firme neutraliza la ignorancia sobre quién eres. Ya
eres esa fuente de luz que todo lo ilumina, que está fuera del
tiempo y del espacio y date cuenta... nunca, nunca se apaga.
Con tranquildad, sácale gusto a ese
“saber que siempre eres”. Eres Tú. No un poco de “tú”, no
una parte de ti, no es algo en que te conviertes. Eres por completo
la Consciencia ilimitada, eterna y completamente ordinaria. Ya. Ahora
mismo. No puedes ser algo distinto. Todas las cosas son gracias a que
tú ya eres. Todos los lugares son siempre tu hogar.
(Nota: Si estáis interesados en el
estudio de los denominados tres estados de experiencia, os recomiendo
leer el capítulo "Velar, soñar, dormir" del libro Certeza
de ser, de Juan Carlos Savater. Desarrolla de forma clara y profunda
este tema.)