miércoles, 4 de enero de 2012
Comprender - Ignorar.
Aunque sigamos viendo azul el mar, sabemos que no podemos llenar un vaso de agua azul. Tenemos conocimiento de ello. Comprendemos la verdad. Sabemos que el azul que vemos es una apariencia. Pero no por ello queremos cambiarla, ni eliminarla. Es parte de este funcionamiento inteligente que es la vida, que el agua aparente ser azul, y que nosotros sepamos que realmente sólo es una apariencia.
Lo mismo sucede cuando comprendemos nuestra verdadera naturaleza. Comprender es el único camino para acabar con la ignorancia. Si examinamos hasta qué punto es real la creencia de ser un yo separado del mundo, un yo independiente al que le suceden las cosas, un yo con poder de elección, un yo con sustancia...podemos llegar a comprender que ese yo es un punto de referencia en nuestro vivir, un pensamiento más que hace de bisagra con los demás pensamientos. No es independiente, no tiene sustancia. No necesitamos decir todo el día "yo soy, yo soy, yo soy", para saber, con certeza, que ya somos. Somos y sabemos que somos siempre, antes de decir o pensar "yo", YA SOMOS.
Esta sensación de ser, de presencia consciente, sostiene e ilumina todo. Sin esta sensación de presencia, no podríamos decir "yo soy".
Cuando se comprende, y se comprende bien este mensaje no dual, el "yo" seguirá surgiendo, pero ya sabemos lo que realmente es. No tendrá la fuerza que antes podía tener, porque has visto la verdad. Sabes que es una apariencia, un punto de referencia que también es parte del funcionamiento de la vida. Por ello intentar aniquilarlo, como algunos "predican", no deja de ser también ignorancia. Simplemente con esta comprensión, viviendo con y en esta comprensión, regresas a Eso, al saber que eres, a Eso que lo sostiene y le da apariencia. Y te das cuenta de cual es tu verdadera dimensión. Nada en la vida va a cambiar, pero ya no será lo mismo. Ya sabes que no puedes llenar un vaso con agua azul del mar.
Caso cerrado.
"Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" Juan 8:32.